El pasado día 19 de abril, un grupo de presos de Granada, invitados por la Fraternidad Franciscana, nos ofreció su testimonio de vida en los Salones de la Iglesia, que se llenó de invitados.
Los reclusos iban acompañados por los capellanes de la cárcel, así como por profesionales de la rehabilitacion, una religiosa y varios voluntarios.
La cita era al caer de la tarde, después de celebrar la Eucaristía, tuvimos un encuentro fraterno, situado en el marco del Año de la Misericordia y con el deseo de esta fraternidad franciscana y la feligresía nos acercársenos al mundo de las prisiones por testigos presenciales que nos comunicaron, lo mejor y lo peor de ellos mismo, con limpieza de corazón y conmoviendo, por su transparencia al auditorio.
Las seis personas que nos acompañaron estaban en edades comprendidas entre los 20 y los 50 años… La experiencia y el deseo de abrir nuevas perspectivas nos llenaron de alegría. Y nos entraron ganas de servir con más pasión a aquellos que se reinsertan y con los que aún cumplen sus penas.
En la expresión de la cara de los seis reclusos había agradecimiento y emoción, sobrepuesto al dolor que reflejaban sus ojos. Todos vivimos esas horas con ellos desde la sensibilidad y el agradecimiento por todo los que nos enseñaron y acercaron de la realidad viva que les toca vivir. Todos pudimos conversar con todos, y unos y otros nos regalamos lo mejor que hay en el corazón del ser humano: cariño y comprensión mutuos.
Les regalamos unas lecturas franciscanas para sus largos tiempos de silencio y horizontes no tan abiertos como sería de desear. Releímos juntos la oración de la Paz de San Francisco: SEÑOR HAZ DE MI UN INSTRUMENTO DE TU PAZ…que donde haya odio ponga yo el Amor…
Concluimos el encuentro con un pequeño “ágape” de fraternidad y ya entrada la noche nos despedimos hasta que de nuevo nos podamos ver enredados en la solidaridad.
Gracias a todos los que ponéis vuestros mejores servicios al lado de los necesitados y cada día practicáis las obras de misericordia, nos enseñáis más desde el ejemplo que desde las palabras.
Severino Calderón Martínez, ofm.