RECONCILIACION: EL AMOR DE CRISTO NOS APREMIA
Los franciscanos de Granada oran cada semana por esta unidad deseada
Al menos una vez al año, se invita a los cristianos a evocar la oración de Jesús para sus discípulos: «para que todos sean uno”.
Los corazones se conmueven y los cristianos se reúnen para orar por su unidad. Las congregaciones, parroquias y comunidades de todo el mundo organizan intercambios de predicadores o celebraciones y cultos ecuménicos especiales. El evento en el que tiene su origen esta experiencia única es la Semana de oración por la unidad de los cristianos. (Pulsar aquí para descargar el programa)
Desde 1908, del 18 al 25 de enero, se celebra en el hemisferio norte la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos. Estas fechas las propuso el sacerdote anglicano Paul Watson para cubrir el período entre la fiesta de San Pedro y la de San Pablo, de hondo significado.
Este año el lema es: “Reconciliación: El amor de Dios nos apremia”. Durante estos días se organizan distintas celebraciones ecuménicas.
Apremiados a dar testimonio. El amor de Cristo nos apremia a orar, pero también a ir más allá de nuestras oraciones por la unidad entre los cristianos. Las Iglesias y las congregaciones necesitan el don de la reconciliación con Dios como fuente de vida. Pero aún más, lo necesitan para su testimonio común ante el mundo: «Te pido que todos vivan unidos. Como tú, Padre, estás en mí y yo en ti, que también ellos estén en nosotros. De este modo el mundo creerá que tú me has enviado» (Juan 17, 21).
El mundo necesita embajadores de reconciliación que rompan barreras, construyan puentes, hagan la paz, abran puertas a nuevas formas de vida en el nombre de aquel que nos reconcilió con Dios, Jesucristo. Su Espíritu Santo nos conduce por el camino de la reconciliación en su nombre.
Apremiados a dar testimonio. Mientras se viven estas jornadas muchas personas de diversas iglesias europeas practican la reconciliación ofreciendo hospitalidad a los refugiados que llegan de Siria, Afganistan, Eritrea y otros países, sin olvidar a los emigrantes e inmigrantes a los que se les acoge y acompaña para que se sientan libres en esta casa común.
Las ayudas concretas y las acciones que se llevan a cabo contra el odio al extranjero es un claro testimonio de reconciliación. En la medida en que las iglesias ayudan activamente a los refugiados al mismo tiempo, intentan mejorar las condiciones de vida en sus países de origen. Los actos concretos de ayuda son tan importantes como orar juntos por la reconciliación y la paz.
Los franciscanos de Granada creamos este espacio orante todos los jueves del año a las 8.30 de la tarde para orar por esta finalidad y, desde ahí implicarnos en acciones de solidaridad ante la necesidad de acogida que demandan nuestros hermanos. Estáis todos invitados a vivir desde este camino de la unidad que es también camino místico.
Severino Calderón Martínez, ofm