En las Consideraciones sobre las llagas se lee un episodio muy significativo en el que Francisco aprende una profundad lección de un simple campesino:
“–Dime: ¿eres tú el hermano Francisco de Asís? San Francisco le respondió afirmativamente. – Pues cuida mucho, añadió el labriego, de ser tan bueno como la gente cree que eres, ya que son muchos los que han puesto su esperanza en ti. Te recomiendo, por tanto, que en ti no haya nada que contradiga lo que la gente espera”
Como seguidores de san Francisco, este simple y directo llamado a la autenticidad es un constante desafío para nosotros Hermanos Menores. Cuando el cardenal Bergoglio eligió el nombre de Papa Francisco, el llamado a la autenticidad de vida fue puesto una vez más en el centro de todos nuestros esfuerzos y acciones.
En efecto, el Papa Francisco, a través de un sencillo estilo de vida, de predicar y de enseñar, le ha dado una nueva atención y una orientación específica al término “franciscano”. Este término se ha convertido en gran medida en sinónimo de un modo de vida materialmente pobre, sin presunción, ecológicamente sensible, centrado en la hermandad con todos los seres vivientes, y especialmente preocupado por la paz y la justicia para con los pobres de nuestro mundo. De modo que muchas personas esperan de nosotros que seamos pobres y menores. El renovado desafío para nosotros es identificarnos lo más posible con nuestros hermanos y hermanas que están viviendo en los márgenes de la vida social, cultural, económica y política, los que no tienen poder en el mundo actual. Ellos son quienes están en mayor peligro por el cambio climático global, porque son ellos los que sufrirán las mayores consecuencias de cualquier falla de la comunidad de naciones, si no actúan de manera inmediata y decidida a fin de reducir nuestro impacto humano sobre el medio ambiente. Este breve documento es un instrumento para responder a la pregunta: “¿Dónde estamos” en relación con nuestro compromiso por una forma de vida realizada en simplicidad y solidaridad tanto personal como comunitario? Nos anima a examinar seriamente aspectos acerca de la sencillez de vida, cercanía con nuestros hermanos y hermanas que viven marginados, y las relaciones entre nuestra vida individual y lo que está apareciendo en el mundo de hoy, a fin de que asumamos nuestra vocación en manera renovada.
La relación de este Subsidio con otros textos franciscanos y con nuestro más reciente Capítulo general aparece claramente en la Introducción, la cual indica una particular peculiaridad. De hecho, es un instrumento práctico, con un enfoque más bien inductivo que deductivo. Nuestros valores y la manera práctica de darles vida son el corazón del proceso evaluativo que estamos proponiendo a todos los hermanos del mundo, con el objetivo de animar a un mayor compromiso del modo de vivir que exprese honestamente lo que nosotros profesamos ser. Esta forma de vida está arraigada en la experiencia de nuestro Señor Jesús: “El cual, siendo de condición divina, no retuvo ávidamente el ser igual a Dios; al contrario, se despojó de sí mismo tomando la condición de esclavo, hecho semejante a los hombres”.
El Subsidio nos invita a enfocar cuatro áreas: ser menores; vivir la pobreza evangélica; ser pobres entre los más pobres; y trabajar con espíritu de fidelidad y devoción. Todos estos puntos brotan de nuestra tradición evangélica franciscana y tienen que ver con nuestra relación con Dios, con los demás y con nuestro mundo. Nosotros también queremos asumir las intuiciones del Papa Francisco cuando enfatiza: “la íntima relación entre los pobres y la fragilidad del planeta, la convicción de que en el mundo todo está conectado, la crítica al nuevo paradigma y a las formas de poder que derivan de la tecnología, la invitación a buscar otros modos de entender la economía y el progreso, el valor propio de cada criatura, el sentido humano de la ecología, la necesidad de debates sinceros y honestos, la grave responsabilidad de la política internacional y local, la cultura del descarte y la propuesta de un nuevo estilo de vida”.
Yo los animo a ustedes mis queridos hermanos a leer, reflexionar y poner en práctica las desafiantes palabras de este breve Subsidio, en su vida personal y junto con los hermanos de su fraternidad local. Que el Espíritu Santo actúe en sus corazones de modo que puedan emprender una continua conversión de vida.
01 de noviembre de 2016
Fiesta de todos los Santos
Fr. Michael A. Perry, OFM
Ministro general y siervo
Para leer o descargarse el subsidio completo: Pobres y menores: ¿Dónde estamos?