CUIDAR LA TIERRA, CUIDAR PERSONAS.
Los recursos de la Tierra deberían servir para las necesidades de todos los seres humanos, presentes y futuros: no podemos derrocharlos irresponsablemente, pues estaríamos cercerando las posibilidades de sustento y desarrollo para nuestros hermanos más necesitados.
No podemos perder de vista que la degradación ambiental produce impactos sociales, y que son las poblaciones más vulnerables (los pobres, los excluidos de la sociedad) lo que sufren las más graves consecuencias. Por eso para solucionar los problemas ambientales requieren una aproximación integral para devolver dignidad a los excluidos y simultáneamente para cuidar de la madre tierra y de la naturaleza.
No hemos de perder de vista que existe una ecología humana, que lleva a respetar la verdad de última de la toda persona, su dignidad intrínseca, por encima de toda su condición, edad o situación social. Cuando no se reconoce la realidad vital de cada persona, difícilmente se escucharan los gritos de la misma tierra.